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Image by Aaron Burden

QUE CREEMOS

El Fundamento de Nuestra Fe

I. LAS ESCRITURAS

La Santa Biblia fue escrita por hombres divinamente inspirados y es el registro de la revelación que Dios hace de sí mismo al hombre. Es un perfecto tesoro de instrucción divina. Su autor es Dios y su fin es la salvación y su tema es la verdad sin ninguna mezcla de error.

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II. DIOS

Hay un solo Dios verdadero y viviente. Es un Ser inteligente, es-piritual y personal; el Creador, Redentor, Conservador y Gobernante del universo. Dios es infinito en santidad y en todas las otras perfecciones. A El le debemos el amor más elevado, reverencia y obediencia.

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A. DIOS PADRE

Dios como Padre reina con cuidado providencial en su universo, en sus criaturas, y en la corriente de los ríos de la historia hu-mana según los propósitos de Su gracia. El es todo poderoso, todo amor y todo sabio. Dios es verdaderamente Padre de todos aquellos que llegan a ser sus hijos por medio de la fe en Cristo Jesús. El es paternal en su actitud para con todos los hombres.

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B. DIOS HIJO

Cristo es el Hijo eterno de Dios. En Su encarnación como Jesu-cristo fue concebido del Espiriu Santo y nacido de la Virgen María. Jesús reveló y cumplió plenamente la voluntad de Dios, tomando sobre Sí mismo las necesidades y las demandas de la naturaleza humana e identificándose completamente con la hu-manidad y sin embargo,no tiene pecado.

 

El honró la ley divina con Su obediencia personal y en Su muerte en la cruz proveyó la redención de hombre: éste así quedó redimido del pecado. Fue levantado de entre los muertos con un cuerpo glorificado y apareció a Sus discípulos como la persona que estaba con ellos antes que fuera crucificado. Ascendió a los cielos y ahora está exaltado a la diestra de Dios Padre, donde El es el único Mediador, y tiene la naturaleza de Dios y del hombre. El volverá con poder y gloria para juzgar al mundo y para consumar Su misión redentora. El ahora mora en todos los creyentes como el Señor viviente y omnipresente.

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C. DIOS ESPÍRITU SANTO

El Espíritu Santo es el Espíritu de Dios. El inspiró a unos santos hombres de la antigüedad para que escibieran las Escrituras. Mediante la iluminación El capacita a los hombres para que entiendan la verdad; exalta a Cristo; convence de pecado, de jus-ticia y de juicio; llama a los hombres para que acudan al Salvador y efectúa la regeneración; cultiva el carácter cristiano, conforta a los creyentes y les otorga los dones espirituales por medio de los cuales ellos sirven a Dios por medio de su iglesia. El sella al creyente hasta el día de la redención final. Su presencia en el cristiano da seguridad de que Dios conducirá al creyente hasta que éste adquiera la plenitud de la estatura de Cristo. El ilumina y da poder al creyente y a la iglesia en la ado-ración, la evangelización y el servicio.

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III. EL HOMBRE

Dios, por un acto especial, creó a su propia imagen al hombre; por lo mismo éste es la obra culminante de la creación efectuada por Dios. En el principio el hombre era inocente de pecado y estaba revestido de libre albedrío por su Creador. Por este libre albedrío el hombre pecó en contra de Dios e introdujo el pecado en la raza humana. Mediante la tentación de Satanás, el hombre transgredió el mandamiento de Dios y perdió su inocencia original; por esto su posteridad heredó una naturaleza y un ambiente con tendencias a pecar; y tan pronto como esa posteridad es capaz de realizar una acción moral queda bajo la posibilidad de convertirse en transgresora de la ley divina y de sufrir la condenación. Solamente la gracia de Dios puede hacer que el hombre vuelva a estar en santa comunión con Dios, y puede capacitar al hombre para que cumpla el propósito creativo de Dios. El carácter sagrado de la personalidad humana es evidente: porque Dios creó al hombre a Su propia imagen y porque Cristo murió por el hombre; por lo tanto, cada hombre posee dignidad y merece respeto y amor cristiano.

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IV. SALVACION

La salvación comprende la redención del hombre, de todo lo que es; y se ofrece gratuitamente a todos aquellos que aceptan a Jesucristo como Salvador y Señor, quien con Su propia sangre obtuvo la redención eterna para el creyente. En su sentido más amplio la salvación incluye la regeneración, la santificación y la glorificación.

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V. LA IGLESIA

Una iglesia neotestamentaria del Señor Jesucristo, es un cuerpo local de creyentes bautizados los cuales están asociados, por medio de un pacto, en la fe y en la confraternidad del evangelio; observan las dos ordenazas de Cristo y se someten a sus enseñanzas; ejercitan los dones, los derechos y los privilegios con los cuales son dotados por Su Palabra, y procuran anunciar el evangelio hasta los fines de la tierra. Esta iglesia es un cuerpo autónomo que obra por medio de un procedimiento democrático bajo el señorío de Jesucristo. En tal congregación los miembros son igualmente responsables. Sus oficiales bíblicos son pastores y diáconos. El Nuevo Testamento habla también de la iglesia como el cuerpo de Cristo, el cual incluye a todos los redimidos de todos los tiempos.

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VI. EL BAUTISMO Y LA CENA DEL SEÑOR

El bautismo cristiano es el acto de sumergir al creyente en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Es un acto de obediencia que simboliza la fe del creyente en un Salvador crucificado, sepultado y resucitado, la muerte del creyente al pecado, el sepultar la vieja vida, y la resurrección para andar en novedad de vida en Cristo Jesús. Es un testimonio de su fe en la final resurrección de los muertos. Puesto que es una ordenanza de la iglesia, el bautismo es un requisito previo al derecho de gozar de los privilegios de miembros de la iglesia y participar en la cena del Señor. La cena del Señor es un actor simbólico de obediencia mediante el cual los miembros de la iglesia, al participar del pan y del fruto de la vid, rememoran la muerte del Redentor y anuncian Su segunda venida.

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